Una alimentación balanceada, el ejercicio físico, el control de la presión arterial y el manejo del estrés son algunas medidas a tener en cuenta para evitar el desarrollo de enfermedades cardiovasculares

La pérdida de colágeno es un proceso natural asociado al envejecimiento y tiene un impacto directo en la salud de la piel, los huesos y las articulaciones. La alimentación y suplementación pueden ayudar a combatirla.

Los gastroprocinéticos son fármacos que ayudan a estimular la movilidad gástrica, lo que genera un vaciamiento rápido del estómago y con ello un alivio en los casos de dispepsia.

Las isoflavonas son compuestos vegetales que imitan la estructura de los estrógenos. Han reportado numerosos beneficios para la salud, especialmente en mujeres menopáusicas.

La falta de hierro puede traer consecuencias en el desarrollo físico y cognitivo. Además, debilita el sistema inmune, haciéndolo más propenso a contraer enfermedades.

Los episodios diarreicos y vómitos en los niños generan una pérdida de agua y electrolitos que puede tener graves consecuencias en su salud. La rehidratación es clave para restituir los líquidos perdidos y frenar la descompensación.

Disminuir el consumo de alcohol y grasas saturadas son algunas claves para prevenir el hígado graso, una condición silenciosa que puede alterar la calidad de vida de manera significativa.

El déficit de vitaminas, proteínas y minerales durante la infancia puede ser corregido con el uso de suplementos alimenticios, siempre y cuando se realice bajo supervisión médica.