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Mantener una adecuada salud digestiva es imprescindible

El sistema digestivo es uno de los más importantes para asegurar una buena salud. No en vano, forman parte de él numerosos órganos con distintas funciones, tales como, el páncreas el hígado o el intestino.

Por ello es indispensable preservar hábitos que lo mantengan funcionando como deber ser. Cuando tenemos buena digestión de los alimentos y el tránsito intestinal es óptimo, podemos decir que gozamos de una buena salud del aparato digestivo. Un factor clave para resguardarlo es la microbiota, que es el conjunto de microorganismos que evolucionan alojados en este sistema. Cada adulto alberga entre 800 y 1000 especies, sobre todo bacterias. En este sentido, hay que resaltar que  no todas son perjudiciales, pues en su mayoría ayudan a mantener en correctas condiciones su funcionamiento.

Muchas son las molestias que sobrevienen cuando el sistema digestivo no funciona correctamente, cólicos, gases, dolor abdominal, acidez estomacal, diarrea o estreñimiento son algunos de ellos. Todos los síntomas descritos pueden indicar que existe una afección que, en caso de no ser tratada, podría derivar en afecciones graves, como el síndrome del intestino irritable, reflujo gastroesofágico, la enfermedad de Crohn, diverticulitis, entre otras.

 

Los probióticos

 

Cosas tan aparentemente simples como la falta de fibra en la dieta o la carencia de alimentos ricos en probióticos también traerían consecuencias indeseables para la salud. Para contrarrestarlos, debemos agregar aquellos alimentos que propicien que el sistema digestivo se mantenga sano.

Entre los alimentos que protegen el sistema digestivo están las verduras, las frutas, los granos y las semillas ricas en fibra. También es preciso tomar alimentos probióticos y llevar un hábito alimenticio alejado de las comidas procesadas. Cuanto más orgánica sea nuestra alimentación, mejor salud intestinal tendremos.

¿Qué son los probióticos? Con esta denominación se conocen los microorganismos, bacterias y levaduras de efecto positivo, que ayudan activamente al sistema digestivo, ya que lo “colonizan” de forma natural. Los podemos encontrar en el yogur y los alimentos fermentados, como la soja, el miso y el kimchi, este último hecho de col fermentada.

 

Cuidar la digestión es indispensable

 

La digestión es el proceso más importante de una buena salud digestiva. Convierte los alimentos que consumimos en energía, la misma que nos ayuda a realizar las tareas diarias. Y hay que tener cuidado en hacerla correctamente, pues una mala digestión es causante de enfermedades como la gastritis o el reflujo gástrico, entre otras que conspiran para evitar mantener nuestro cuerpo sano.

De acuerdo a la Organización Mundial de Gastroenterología, la salud digestiva requiere la presencia constante y suficiente de nutrientes como la fibra y el agua, así como la inclusión de probióticos que favorezcan la flora intestinal.

De todos ellos conviene mencionar los siguientes:

  • Fibra: Cereales integrales (avena, y productos de trigo con grano entero), verdura cruda (espinaca, cebollín, apio, tomate), frutas con cáscara (manzana, pera, durazno y uvas, entre otras) y frutos secos (nueces, almendras y maní en sus diversas formas). Todos estos alimentos promueven la masticación, lo cual favorece la saciedad, la digestión y el control de la ansiedad.
  • Probióticos: Son, como ya dijimos, los productos fermentados, como el yogur, que puede acompañar al cereal integral, las frutas o el aderezo para las ensaladas. Los probióticos, como microorganismos vivos, aumentan el número de bacterias benéficas en el sistema digestivo, mejorando su funcionamiento.

 

Cuidado con estos malestares

 

De todas las afecciones relacionadas con la salud digestiva, una de las más frecuentes es la enfermedad por reflujo gastroesofágico, conocida coloquialmente como acidez de estómago, cuya incidencia se ha triplicado en los últimos 40 años, según la Organización Mundial de Gastroenterología.

También se ha registrado un aumento de los problemas relacionados con el tránsito intestinal, como la diarrea y el estreñimiento. Esta última asociada a un tiempo de tránsito más lento, movimientos intestinales menos frecuentes, y heces muy duras, que pueden contribuir a padecer otras enfermedades, sobre todo las diverticulares.

Otro problema a tomar en cuenta es la mala digestión, deficiente absorción o intolerancia a la lactosa. Esto es debido a una reducida actividad de una enzima llamada lactasa. Las personas con estos síntomas, tras la ingesta de lactosa padecen náuseas, dolor e hinchazón abdominal, diarrea y flatulencia.

 

Un sistema esencial

 

La digestión tiene que ver con diversas etapas esenciales de nuestra alimentación. De la comida que ingerimos captamos nuestros nutrientes. Pero mientras estos son filtrados en los órganos básicos del cuerpo, otras partes de estos alimentos no tienen ninguna finalidad en nuestro organismo y deben ser expulsadas de él.

El proceso digestivo arranca con la masticación en la boca y finaliza con la expulsión de las heces. Así, el complejo sistema que permite desarrollar las funciones del organismo ha de ser cuidado con grandes precauciones.

Si seguimos una dieta completa y equilibrada, con la presencia equilibrada de nutrientes, hay más posibilidades de impedir que la digestión se altere. Otra cosa: los ritmos de ingestión, las cantidades y sus horarios, así como el estrés o el nerviosismo con el que se afronten las comidas, también influirán en cómo se metabolicen los alimentos.

 

Hábitos saludables que hay que seguir

 

Según expertos gastroenterólogos y nutricionistas, apoyados en instructivos de la Organización Mundial de la Salud, estos son los principales hábitos a seguir para prevenir alteraciones dañinas al sistema digestivo:

  • Lavarse las manos antes de comer y de preparar las comidas. Así se evita que los alimentos se contaminen con bacterias o parásitos.
  • Evitar comer entre horas para no someter al aparato digestivo a un trabajo continuo.
  • Realizar cinco comidas diarias no muy abundantes, para evitar que el aparato digestivo trabaje en exceso.
  • Evitar tomar bebidas y alimentos muy fríos o muy calientes. Si los alimentos están muy calientes pueden causar quemaduras en la boca, especialmente en la lengua, además de provocar irritación de las mucosas de la faringe y el esófago.
  • No ingerir alimentos muy picantes, ya que pueden provocar la irritación de la mucosa del estómago.
  • Ingerir alimentos ricos en fibra, pues favorecen el movimiento intestinal y previenen el estreñimiento.
  • Realizar ejercicio físico habitualmente, ya que evita la aparición de gases intestinales y previene el estreñimiento,
  • Evitar consumir bebidas alcohólicas, ya que pueden afectar al hígado y al páncreas de forma irreversible.

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