Novedades

¿Qué es la anemia ferropénica y cómo se diferencia de otros tipos de anemia?

La anemia es una afección que afecta a millones de personas en el mundo y se manifiesta principalmente por la disminución de glóbulos rojos y hemoglobina en sangre. Dentro de los distintos tipos de anemia, la ferropénica es la más común, siendo especialmente frecuente en mujeres en edad fértil, niños y adultos mayores. Esta forma específica de anemia está directamente relacionada con la deficiencia de hierro, un mineral esencial para la producción de hemoglobina, que a su vez es la responsable de transportar el oxígeno a los tejidos del cuerpo.

A pesar de que comparten síntomas similares, no todas las anemias tienen la misma causa, evolución o tratamiento. Por ello, resulta clave diferenciar la anemia ferropénica de otras variedades, como la megaloblástica, la hemolítica o la anemia por enfermedades crónicas. Entender estas diferencias no solo facilita un diagnóstico más preciso, sino que también mejora el abordaje terapéutico y el pronóstico del paciente.

¿Qué es la anemia ferropénica?

La anemia ferropénica es un tipo de anemia originada por la falta de hierro en el organismo. Dicho antes, este mineral es fundamental para la síntesis de hemoglobina, la proteína contenida en los glóbulos rojos que se encarga de transportar el oxígeno. Cuando el cuerpo no tiene suficiente hierro, la producción de hemoglobina disminuye, lo que impide una oxigenación adecuada de los tejidos. Esto se traduce en síntomas como fatiga, debilidad, palidez, mareos, dificultad para concentrarse y, en casos más avanzados, disnea (dificultad respiratoria) y palpitaciones.

Las causas de la anemia ferropénica pueden ser variadas. Entre las más comunes se encuentran:

  • Pérdidas de sangre crónicas (como menstruaciones abundantes o hemorragias digestivas).
  • Aporte insuficiente de hierro a través de la dieta.
  • Aumento de las necesidades de hierro (por ejemplo, durante el embarazo o en etapas de crecimiento).
  • Alteración en la absorción intestinal de hierro, como sucede en enfermedades como la celiaquía o tras ciertas cirugías gastrointestinales.

La gravedad de la anemia ferropénica depende tanto de la cantidad de hierro almacenado en el cuerpo como de la velocidad con la que se desarrolla la deficiencia. Una pérdida lenta y constante puede permitir cierta adaptación del organismo, mientras que una pérdida rápida y masiva puede provocar síntomas más intensos y un deterioro clínico significativo.

Diagnóstico de la anemia ferropénica

El diagnóstico de anemia ferropénica se basa en una combinación de hallazgos clínicos y estudios de laboratorio. El hemograma es la prueba inicial que permite detectar niveles bajos de hemoglobina y un recuento reducido de glóbulos rojos. Además, en la anemia ferropénica suelen observarse eritrocitos (células sanguíneas que transportan oxígeno) pequeños (microcitos) y con menos color (hipocrómicos), es decir, con menor cantidad de hemoglobina.

Para confirmar la deficiencia de hierro, se solicitan pruebas específicas como:

  • Ferritina sérica: indicador del almacenamiento de hierro; suele estar bajo cuando hay deficiencia de hierro como causante de anemia.
  • Hierro sérico: representa el hierro circulante en sangre.
  • Capacidad total de fijación del hierro (CTFH): suele aumentar en casos de ferropenia.
  • Saturación de transferrina: también disminuye cuando hay déficit de hierro.

En algunos casos, especialmente cuando no se identifica una causa clara, pueden requerirse estudios adicionales como pruebas de sangre oculta en heces, endoscopias o colonoscopias para descartar pérdidas gastrointestinales crónicas.

Tratamiento y prevención

El tratamiento de la anemia ferropénica se basa en corregir la causa subyacente de la deficiencia de hierro y restaurar los niveles normales de este mineral en el organismo y tratar la anemia. La terapia más habitual incluye suplementos orales de hierro, aunque en casos más graves, cuando hay intolerancia gastrointestinal, existe trastornos de malabsorción o ciertas condiciones crónicas, puede recurrirse a la administración intravenosa.

Los suplementos orales de hierro suelen indicarse durante al menos tres meses, incluso después de que los niveles de hemoglobina se hayan normalizado, con el fin de reponer los depósitos de hierro en el organismo. Es importante acompañar el tratamiento con una dieta rica en hierro, incluyendo alimentos como carnes rojas, vísceras, legumbres, vegetales de hoja verde y cereales fortificados. También se recomienda consumir vitamina C, ya que favorece la absorción intestinal del hierro.

En cuanto a la prevención, mantener una alimentación equilibrada es esencial. En personas con necesidades aumentadas de hierro, como mujeres embarazadas o niños en crecimiento, puede ser necesario el uso preventivo de suplementos. Asimismo, es fundamental realizar controles médicos periódicos, en personas con factores de riesgo o en poblaciones donde sea común la enfermedad, para detectar a tiempo cualquier alteración hematológica.

Diferencias entre la anemia ferropénica y otros tipos de anemia

Aunque todos los tipos de anemia implican una reducción de hemoglobina y en la capacidad del cuerpo para transportar oxígeno, sus causas y características clínicas pueden variar considerablemente. Identificar la causa correcta es crucial para evitar tratamientos inadecuados y complicaciones a largo plazo.

Anemia ferropénica vs. anemia megaloblástica

La anemia megaloblástica está provocada por una deficiencia de vitamina B12, ácido fólico o ambas. A diferencia de la ferropénica, que cursa con glóbulos rojos pequeños (microcitos), la anemia megaloblástica se caracteriza por la presencia de eritrocitos anormalmente grandes (macrocitos). Esta diferencia en el tamaño celular es una de las claves diagnósticas principales.

En cuanto a los síntomas, ambas pueden presentar cansancio, debilidad y palidez, pero la megaloblástica puede incluir además manifestaciones neurológicas como hormigueo en manos y pies, alteraciones de la memoria e inestabilidad al caminar. Estas manifestaciones neurológicas están ausentes en la anemia ferropénica.

Desde el laboratorio, los niveles de hierro suelen ser normales en la anemia megaloblástica, mientras que en la ferropénica están claramente disminuidos. Asimismo, en la megaloblástica hay un aumento de los niveles de homocisteína (aminoácido que produce el cuerpo) y, en algunos casos, de ácido metilmalónico.

Anemia ferropénica vs. anemia por enfermedades crónicas

La anemia por enfermedades crónicas, también llamada anemia de trastornos inflamatorios, es común en pacientes con infecciones crónicas, enfermedades autoinmunes o cáncer. En estos casos, el cuerpo presenta una capacidad limitada para utilizar el hierro disponible, a pesar de que los depósitos puedan estar normales o incluso elevados.

Este tipo de anemia suele presentarse con normocitosis, además la ferritina suele estar elevada en la anemia de enfermedades crónicas, ya que actúa también como reactante de fase aguda. En la ferropénica, en cambio, la ferritina está baja.

Anemia ferropénica vs. anemia hemolítica

La anemia hemolítica se debe a la destrucción patológica de los glóbulos rojos. Esta puede ser de origen hereditario, como en la talasemia o la esferocitosis hereditaria, o adquirida, como en algunas infecciones, reacciones inmunológicas o por sustancias tóxicas.

En el laboratorio, la anemia hemolítica muestra un patrón completamente diferente al de la ferropénica. Hay un aumento de la bilirrubina indirecta, elevación de la lactato deshidrogenasa (LDH) y disminución de la haptoglobina. Además, se observa un recuento elevado de reticulocitos (glóbulos rojos inmaduros), lo que indica que la médula ósea intenta compensar la destrucción acelerada de glóbulos rojos.

Por el contrario, en la anemia ferropénica hay una disminución del recuento de reticulocitos debido a que la producción de glóbulos rojos está limitada por la falta de hierro. Además, la hemólisis no es una característica típica de este tipo de anemia.

Anemia ferropénica vs. anemia aplásica

La anemia aplásica es una condición grave en la cual la médula ósea deja de producir suficientes células sanguíneas. A diferencia de la ferropénica, no hay una deficiencia nutricional específica, sino una falla global en la hematopoyesis (producción de células sanguíneas). Puede tener causas idiopáticas, medicamentosas, virales o por exposición a radiaciones.

En los análisis de sangre se observa pancitopenia: bajos niveles de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Esta característica la diferencia claramente de la anemia ferropénica, que afecta solo a los eritrocitos.

Clínicamente, la anemia aplásica puede manifestarse con síntomas hemorrágicos (por la trombocitopenia) o infecciones recurrentes (por la neutropenia), elementos que no están presentes en la ferropenia.

En resumen

Cada tipo de anemia presenta un perfil clínico y de laboratorio distinto. Aunque comparten algunos síntomas inespecíficos, como la fatiga o la debilidad, el origen, evolución y enfoque terapéutico de cada una es único. La anemia ferropénica se distingue principalmente por su asociación con la deficiencia de hierro y sus manifestaciones hematológicas específicas, lo que la hace fácilmente reconocible con una correcta evaluación médica.

Cómo diferenciar clínicamente los tipos de anemia: claves prácticas

En la práctica médica, identificar el tipo de anemia no siempre es sencillo, sobre todo cuando los síntomas se superponen. Por ello, es fundamental tener un enfoque sistemático que considere tanto los datos clínicos como los parámetros de laboratorio.

El primer paso es evaluar los síntomas y antecedentes del paciente. La presencia de menstruaciones abundantes, pérdidas gastrointestinales, dietas pobres en hierro o embarazo puede orientar hacia una anemia ferropénica. En cambio, los síntomas neurológicos, como parestesias o alteraciones de la marcha, deben hacer sospechar una deficiencia de vitamina B12. Si el paciente presenta signos de enfermedad inflamatoria crónica, como artritis reumatoide o infecciones persistentes, podría tratarse de una anemia por enfermedad crónica.

El hemograma y el frotis de sangre periférica ofrecen información clave:

  • Microcitosis e hipocromía sugieren ferropenia.
  • Macrocitosis apunta a una anemia megaloblástica.
  • Esferocitos o esquistocitos pueden indicar anemia hemolítica.
  • Pancitopenia orienta a una posible anemia aplásica.

Los estudios bioquímicos deben solicitarse en función de la sospecha clínica. La ferritina es especialmente útil para evaluar el estado de los depósitos de hierro, aunque puede elevarse en cuadros inflamatorios. La medición de vitamina B12, ácido fólico, reticulocitos, LDH y bilirrubina indirecta ayuda a confirmar o descartar otras causas.

Una vez identificado el tipo de anemia, es necesario buscar la causa subyacente. Por ejemplo, si se confirma una anemia ferropénica, no basta con prescribir hierro; también debe investigarse el origen del déficit, como pérdidas ocultas, malabsorción o consumo insuficiente.

Consecuencias de un diagnóstico incorrecto

El tratamiento empírico sin una evaluación adecuada puede generar complicaciones. Administrar hierro a un paciente con anemia por enfermedad crónica inflamatoria, sin una verdadera deficiencia de hierro, no solo es ineficaz, sino que su absorción estaría bloqueada. De igual forma, tratar una anemia megaloblástica con hierro retrasa el diagnóstico y puede permitir la progresión del daño neurológico, en algunos casos irreversibles.

Otro error frecuente es atribuir la anemia a una “mala alimentación” sin profundizar en la historia clínica. Aunque la dieta juega un rol importante, no debe asumirse como la única causa, especialmente en pacientes adultos mayores o con enfermedades crónicas.

El enfoque correcto incluye confirmar el tipo de anemia, identificar la causa y establecer un plan terapéutico personalizado. En muchas ocasiones, esto requiere la colaboración entre médicos de atención primaria, hematólogos, gastroenterólogos, nutricionistas y de otras especialidades necesarias.

Una mirada integral: más allá de los glóbulos rojos

Hablar de anemia no es solo referirse a cifras en un análisis de sangre. Es entender que detrás de una hemoglobina baja puede haber una enfermedad crónica, una pérdida de sangre inadvertida o una deficiencia nutricional grave. El cuerpo humano responde de manera compleja ante la falta de oxígeno, y cada paciente tiene una historia clínica única que debe ser considerada en su totalidad.

En el caso específico de la anemia ferropénica, su elevada prevalencia y sus consecuencias a largo plazo (como afectación cognitiva en niños, bajo rendimiento escolar o disminución de la capacidad física en adultos) hacen imprescindible una vigilancia activa. Al diferenciar correctamente los distintos tipos de anemia no solo se logra un tratamiento más eficaz, sino que se evita el sufrimiento innecesario de los pacientes, se optimizan los recursos sanitarios y se fortalece la prevención. Una visión clínica precisa, acompañada de análisis apropiados y un enfoque centrado en la persona, sigue siendo la mejor herramienta para abordar este desafío común, pero no por eso menos complejo.

 

Fuentes:

Medline Plus. (2024) Anemia. Disponible en: https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000560.htm

Lecumberri R.(s/f). Anemia: tipos y síntomas. Clínica Universidad de Navarra. Anemia. Disponible en: https://www.cun.es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/anemia

National Library of Medicine. (2023). Anemia megaloblástica. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK537254/

Mayo Clinic. (2022). Anemia aplásica. Disponible en: https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/aplastic-anemia/symptoms-causes/syc-20355015

Gerber G. (2025). Anemia de la enfermedad crónica. MSD Manuals. Disponible en:https://www.msdmanuals.com/es/professional/hematolog%C3%ADa-y-oncolog%C3%ADa/anemias-causadas-por-deficiencia-de-la-eritropoyesis/anemia-de-la-enfermedad-cr%C3%B3nica?ruleredirectid=760

Gerber G. (2024). Generalidades sobre la anemia hemolítica. MSD Manuals. Disponible en: https://www.msdmanuals.com/es/professional/hematolog%C3%ADa-y-oncolog%C3%ADa/anemias-causadas-por-hem%C3%B3lisis/generalidades-sobre-la-anemia-hemol%C3%ADtica#Signos-y-s%C3%ADntomas_v969764_es

Gerber G. (2025). Anemia ferropénica. Manual MSD. Disponible en: https://www.msdmanuals.com/es/professional/hematolog%C3%ADa-y-oncolog%C3%ADa/anemias-causadas-por-deficiencia-de-la-eritropoyesis/anemia-ferrop%C3%A9nica

Warner M., Kmran M. (2023). Anemia por deficiencia de hierro. National Library of Medicine. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK448065/

National Hear, Lung and Blood Institute.(2022). Anemia por deficiencia de hierro. Disponible en: https://www.nhlbi.nih.gov/es/salud/anemia/anemia-ferropenica

Hernández M.,Martínez J., Navas S., Panizo C. (2010).  Anemia ferropénica: estrategias dietéticas para su prevención. Elsevier. Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-revista-espanola-nutricion-humana-dietetica-283-articulo-anemia-ferropenica-estrategias-dieteticas-su-X2173129210523373

Alcaide M.,Cruz E., Gella A., Hermoso F., Merino A., Perez D., Urrechaga E. (2022). Estudio de la ferropenia en el laboratorio. Elsevier. Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-revista-del-laboratorio-clinico-282-articulo-estudio-ferropenia-el-laboratorio-clinico-S188840081930025X

Autor

Picture of Vidamina

Vidamina

Visita Vidamina para más información sobre vitaminas y minerales. Encuentra consejos prácticos y guías completas orientadas al cuidado integral de tu salud.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

¿Eres
Profesional de la Salud?

¿Eres
Profesional de la Salud?