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Lo que debes saber del hígado y los excesos

Los excesos en la temporada navideña están a la orden del día. Trasnocharse, comer de más e ingerir alcohol es la regla y no la excepción, durante esta época del año. Todo esto puede alterar la buena salud, en especial la del órgano que se ve más afectado por los excesos: el hígado.

El hígado

El hígado es el órgano más grande del cuerpo humano, después de la piel. Está ubicado en la parte superior derecha del abdomen, debajo de la caja torácica y detrás de las costillas inferiores. Pesa alrededor de 1.400 g. en mujeres y 1.800 g. en hombres. Aparte, es el órgano encargado de producir bilis (una sustancia esencial para llevar a cabo la digestión), eliminar toxinas, almacenar nutrientes, filtrar y procesar sustancias químicas.

En su estado normal, el hígado es de color marrón rojizo y su superficie es lisa. Sin embargo, estas características pueden verse afectadas por ciertas enfermedades, como por ejemplo:

  • Afecciones como hígado graso o cirrosis producen cambios en el color del mismo.
  • La hepatitis, la cirrosis o el cáncer, pueden generar alteraciones en su volumen.
  • La fibrosis hepática ocasiona cambios en la superficie, la cual deja de ser lisa y pasa a ser fibrosa.
  • La aparición de quistes o nódulos generan deformaciones en su consistencia.

La mala alimentación y tomar alcohol pueden ser causantes de enfermedades hepáticas si no se controlan a tiempo.

¿Qué alimentos afectan al hígado?

Existen ciertos alimentos que pueden afectar la salud del hígado, especialmente, si se consumen en exceso. Ellos son:

  • Azúcar: ingerir alimentos y bebidas azucaradas promueve la producción de grasa en el hígado, lo cual puede traer como consecuencia el hígado graso.
  • Grasas: la acumulación de grasas saturadas conlleva a la inflamación del hígado, promoviendo el riesgo de padecer cirrosis.
  • Pimienta: Este alimento se debe consumir solo en pequeñas cantidades debido a que puede dañar el hígado.

¿Cómo cuidar el hígado de los excesos?

  • Mantener una dieta y un peso saludable.

El sobrepeso y una dieta desbalanceada son factores que pueden desencadenar la enfermedad de hígado graso no alcohólico. Para evitarlo es fundamental restringir los alimentos altos en grasas saturadas, azúcares y carbohidratos refinados. Es mejor optar por una dieta rica en vegetales, proteínas magras y grasas de buena calidad. Por último, pero no menos importante, consumir la cantidad de agua suficiente para el cuerpo.

 

  • Evitar consumir bebidas alcohólicas

El alcohol es capaz de producir alteraciones metabólicas en el hígado. Su consumo en exceso, por semanas o años, puede generar esteatosis hepática etílica (cúmulo de grasa producida por las lesiones causadas por el alcohol). Así mismo, desarrollar cirrosis hepática (alteración y deterioro de la función hepática a causa del alcohol). Por otro lado, si los excesos llevan más de 5 años y el consumo ha sido frecuente, es probable que se desencadene hepatitis alcohólica (un caso mucho más grave que las anteriores). “El consumo moderado de alcohol en adultos sanos generalmente significa hasta una copa al día para las mujeres y hasta dos copas al día para los hombres”. (Ver en Consumo de alcohol: sopesar los riesgos y beneficios)

 

  • Hacer ejercicio regularmente

La actividad física es eficaz para mantener la buena salud del hígado. Sirve para utilizar los triglicéridos como combustible y así reducir la grasa de manera general.

 

  • Usar protectores hepáticos

Los hepatoprotectores, como también se les conoce, son sustancias que ayudan a proteger al hígado de las toxinas y a estimular sus funciones. Durante las épocas de excesos son eficaces para optimizar el metabolismo hepático.

 

Fuentes:

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