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La hipertensión es un enemigo que no da tregua

La hipertensión arterial (HTA) es un “enemigo silencioso” que continúa ganando terreno en la población. Se le llama así, por ser un trastorno crónico y prácticamente asintomático, que lesiona los órganos vitales si no se detecta y controla oportunamente.

Puede incrementar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cerebrales, renales y otras. Según destaca la Organización Mundial de la Salud, “esta importante causa de defunción prematura en todo el mundo afecta a más de uno de cada cuatro hombres y una de cada cinco mujeres, o sea, a más de mil millones de personas”.

Esta enfermedad se refiere a la elevación persistente de la presión dentro de las arterias. Al mediar la presión arterial, se identifica la presión arterial sistólica, que es la presión causada cuando el corazón se contrae y expulsa la sangre haca afuera y por otra parte, la presión diastólica, que es cuando el corazón se relaja y se llena de sangre.

La realidad es alarmante, pues según datos de la Organización Panamericana de la Salud,  “cada año ocurren 1.6 millones de muertes por enfermedades cardiovasculares en la región de las Américas, de las cuales alrededor de medio millón son personas menores de 70 años, lo cual se considera una muerte prematura y evitable. La hipertensión afecta entre el 20-40% de la población adulta de la región y significa que en las Américas alrededor de 250 millones de personas padecen de presión alta”.

El panorama que describe la OPS es alarmante, pues la HTA puede ser controlada a través de una serie de hábitos saludables, entre ellos, la disminución del consumo de sal, una dieta rica en frutas y verduras, el ejercicio físico y el mantenimiento de un peso corporal adecuado. Es decir, que la HTA no tiene una cura, pero sí puede controlarse y tratarse. Para lograrlo debe seguirse un tratamiento regular de por vida para bajar la presión y mantenerla estable. Y se hace la salvedad de que la medicación es sólo una parte de ese tratamiento.

 

¿Por qué hay que tener cuidado con la presión arterial elevada?

Una presión arterial elevada o prehipertensión (levemente superior a la que se considera normal) puede convertirse en HTA en los casos en que no se establezcan cambios en el estilo de vida de quienes la padecen, como ejercitarse más y consumir alimentos más saludables.

La HTA aumenta el riesgo de padecer un ataque cardíaco, un accidente cerebrovascular o una insuficiencia cardíaca. La pérdida de peso, el ejercicio y otros cambios saludables pueden controlar la presión arterial elevada y sentar las bases para una vida mejor.

Las primeras consecuencias de la hipertensión las sufren las arterias, que se endurecen a medida que soportan la presión arterial alta de forma continua, se hacen más gruesas y puede verse dificultado al paso de sangre a través de ellas.

Este daño en las paredes de los vasos sanguíneos favorece que se depositen colesterol y triglicéridos en ellas, lo que hace que la hipertensión sea un factor de riesgo muy importante para el desarrollo de la arterioesclerosis y viceversa la arterosclerosis contribuye como un factor de riesgo de HTA

Además de la arteriosclerosis, entre otras enfermedades que pueden provocar presión arterial elevada o presión arterial alta se incluyen las siguientes:

  • Apnea obstructiva del sueño.
  • Enfermedad renal.
  • Enfermedad vascular cerebral

Determinados medicamentos, tales como pastillas anticonceptivas, antigripales, descongestionantes, analgésicos de venta libre y algunos medicamentos de venta bajo receta, pueden aumentar la presión arterial de forma temporal. Las drogas ilícitas, como la cocaína y las anfetaminas producen el mismo efecto.

 

¿Cuáles son factores de riesgo que podrían llevar a tener hipertensión?

En lo que se refiere a los factores de riesgo que podrían propiciar una elevada presión arterial elevada, lo expertos de Mayo Clinic destacan:

Obesidad o sobrepeso:

La frecuencia de la hipertensión arterial entre los obesos, independientemente de la edad, es mayor a la de los individuos con un peso normal. Ya que la obesidad se asocia a otra serie de alteraciones como el gasto cardiaco y las resistencias periféricas, por lo que cualquier factor que aumente una de estas generará hipertensión en el paciente. En el caso de la obesidad se alteran los reguladores propios del cuerpo de la presión arterial generando hipertensión. Por esto, la reducción de peso favorece al control de la presión arterial.

 

Sexo:

Los hombres tienen más predisposición a desarrollar hipertensión arterial que las mujeres.

 

Edad y raza:

La edad es otro factor que influye sobre las cifras de presión arterial, de manera que tanto la presión arterial sistólica como la diastólica aumentan con los años. En cuanto a la raza, los individuos de raza negra tienen mayor posibilidad de desarrollar hipertensión.

 

Antecedentes familiares:

Si un familiar de primer grado, como un padre o un hermano, tiene presión arterial alta, es más probable que los de este núcleo parental la desarrolle.

 

Sedentarismo:

No hacer ejercicio puede causar aumento de peso e incrementar el riesgo de tener presión arterial elevada.

 

Dieta rica en sodio y baja en potasio:

Son dos nutrientes claves en la regulación corporal de la presión arterial, sin embargo si se tiene demasiado sodio o niveles anormales de potasio en puede alterarse la presión arterial.

 

Tabaquismo:

Fumar cigarrillos, mascar tabaco o estar cerca de otras personas que fuman (fumador pasivo) puede aumentar la presión arterial. También el consumo excesivo de alcohol, sobre todo en hombres.

 

¿Los niños pueden padecer hipertensión?

Aunque la HTA es más frecuente en los adultos, los niños también pueden estar en riesgo. En algunos niños, la presión arterial alta se puede deber a problemas en los riñones o en el corazón. Sin embargo, para una cantidad cada vez mayor de infantes, los malos hábitos en el estilo de vida, como una dieta poco saludable, la obesidad y la falta de ejercicio, contribuyen a estimularla y a desarrollar enfermedades que en años previos no se veían en ese grupo poblacional.

A los niños mayores de tres años se les debe controlar la presión arterial con un médico al menos una vez al año, aunque podrían necesitar mediciones más frecuentes, cuando existen factores hereditarios o predisposición congénita a enfermedad cardiovascular.

 

¿Cómo medir la presión arterial?

 

En las consultas el especialista es quien mide la presión arterial. Sin embargo, el médico puede recomendar que el paciente lo haga en casa. De esta forma se arrojan datos certeros, pues en el hogar hay un ambiente más relajado.

Para tener una correcta medida de la presión arterial es importante que la persona se encuentre relajada, con la vejiga vacía, con la espalda reposando sobre el espaldar del asiento y con los dos pies bien asentados sobre el piso, permitiendo que el brazo se mantenga a nivel del corazón. Para esto se recomienda contar en casa con un esfigmomanómetro o tensiómetro.

La presión arterial se mide en milímetros de mercurio. El American Collge of Cardiology y la Asociación Americana del Corazón, consideran una presión arterial normal, cuando ésta es 120/80 mm Hg o inferior. Ahora bien, cuando la presión es superior a 180/120 mm Hg se le considera crisis hipertensiva. En ese sentido, se debe buscar inmediatamente atención medica (ir a emergencia), ya que esto generalmente se presentan con síntomas graves, como dolor en el pecho, debilidad o visión borrosa.

 

¿Cómo evitar la hipertensión?

Los mismos cambios de estilo de vida saludable recomendados para tratar la presión arterial alta, también ayudan a prevenir la hipertensión. Y es bueno repetirlo cuantas veces haga falta: comer comida saludable, consumir menos sal, hacer ejercicio regularmente, mantener un peso saludable, tomar menos alcohol, controlar el estrés y dejar de fumar. Estos hábitos saludables conducirán inevitablemente a una buena salud.

Debido a que la HTA es una enfermedad crónica, es fundamental ser constantes con los tratamientos. Según datos de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial “el 90% de los pacientes diagnosticados de hipertensión no lleva a cabo las recomendaciones de los especialistas en materia de higiene o dieta y el 50% no sigue los tratamientos que tienen prescritos”.

Esto se debe a que como es una patología que se padece durante muchos años, los pacientes tienden a relajarse con las instrucciones que les da el médico. Esto puede tener una serie de consecuencias. La principal es que tendrá la hipertensión mal controlada, lo que a largo plazo puede derivar en  infarto de miocardioictus, deterioro de la función renal o de la circulación de las piernas, entre otros.

En los últimos años el grado de control de la hipertensión ha ido aumentando como consecuencia de la mejora de los tratamientos y mediante la intensificación de los mismos, además del interés por mejorar los estilos de vida. El refuerzo de los medicamentos desde luego que ha sido igualmente crucial para mejorar el control del llamado “enemigo silencioso”.

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