El zinc y la nutrición son un factor determinante para el funcionamiento idóneo del sistema inmune.
Las infecciones virales en particular aumentan la demanda de varios micronutrientes como son las vitaminas A, B, C y D, además del Zinc y el selenio, esto ha sido investigado y demostrado.
Se sabe que estos nutrientes tienen funciones reconocidas en el sistema inmune y pueden optimizar su respuesta, en el caso de la vitamina C y el zinc, la evidencia es sólida, es decir, miles de investigaciones han demostrado que su deficiencia, aunque sea pequeña, puede comprometer el metabolismo y en consecuencia su acción sobre nuestras defensas.
Aunque recientemente un estudio reportó que el uso de vitamina C y el zinc no disminuían los síntomas de COVID-19 en personas que se recuperaban de la infección, es importante mencionar que diferentes investigaciones han mostrado que una nutrición inadecuada es la base de muchas enfermedades, incluidas las infecciones.
El zinc, participa en el mantenimiento, desarrollo y activación de las células de defensa durante la respuesta frente a infecciones. También juega un papel en la integridad de las barreras de la piel y las mucosas, que son esenciales para la defensa del organismo y la prevención de la entrada de gérmenes.
La deficiencia de zinc disminuye la actividad de las células conocidas como asesinas naturales, involucradas en la destrucción de virus, bacterias y células tumorales. El aumento de la concentración de este mineral dentro de las células puede reducir la replicación de una variedad de virus.
La deficiencia de zinc afecta aproximadamente a un tercio de la población mundial y se considera un problema nutricional en países desarrollados y en desarrollo. Según un informe de la OMS, la deficiencia de zinc es responsable de ∼1,4% (0,8 millones) de muertes anuales y 2,9% de pérdida de años de vida saludable en todo el mundo.
También se considera una de las principales causas de morbilidad en los países en desarrollo, por ejemplo, alrededor del 16% de las infecciones respiratorias bajas se deben a una deficiencia de zinc y se estima que 0,5 millones de mujeres y niños mueren cada año en estos países debido a la deficiencia de este mineral.
¿Qué factores afectan el zinc en nuestro cuerpo y cuáles son las consecuencias?
Hay dos grandes ejemplos en los que la integridad de las barreras afecta directamente el riesgo de contagio y ocurrencia de enfermedades, son la mucosa intestinal y la mucosa respiratoria. En el caso de la mucosa intestinal, el zinc es esencial para la integridad de la barrera intestinal y de este modo reduce el riesgo de diarrea. La Organización Mundial de la Salud «OMS» recomienda añadir zinc a las sales de rehidratación oral, para reducir la duración y gravedad de diarrea en niños.
En relación con la mucosa respiratoria, un estudio encontró que la administración de zinc se asoció con una reducción del 41% en la ocurrencia de neumonía en niños.
Múltiples estudios, en animales, personas sanas y personas enfermas, han demostrado la importancia del zinc en nuestras defensas. Este artículo está basado en un estudio científico publicado en la revista Frontiers in Nutrition.