Una buena salud cardiovascular es indispensable para que el resto de nuestro cuerpo funcione adecuadamente. Adoptar hábitos que mantengan nuestro corazón sano no solo impacta en nuestro bienestar físico, sino que también mejora la calidad de vida en general.
Para lograrlo, es importante seguir algunas recomendaciones que van desde la alimentación hasta las revisiones médicas regulares. Aquí describimos algunas de ellas
1. Dieta balanceada y nutritiva
Una dieta rica en proteínas magras, frutas, verduras, granos enteros y grasas saludables es fundamental para la salud del corazón. También es importante limitar el consumo de grasas saturadas, sodio (sal) y azúcares añadidos.
2. Actividad física regular
Según explica la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association), la actividad física ayuda a reducir el colesterol “malo” (LDL) y la presión arterial. También contribuye a elevar los niveles de colesterol “bueno” (HDL) y a regular los niveles de insulina en la sangre. Caminar, correr, nadar, bailar y andar en bicicleta son excelentes opciones. También es importante incluir ejercicios de flexibilidad y resistencia y flexibilidad.
3. Control del peso
Un peso saludable está relacionado directamente con la salud cardiovascular. El exceso de peso obliga al corazón a hacer un trabajo extra para funcionar, además aumenta el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2. La combinación de una dieta balanceada y ejercicio regular es clave para mantener un peso adecuado.
4. Abandono del consumo de cigarrillo
Fumar aumenta los niveles de triglicéridos en sangre (un tipo de grasa), aumenta la probabilidad de que se formen coágulos y estrecha los vasos sanguíneos, bloqueando el flujo de sangre desde y hacia el corazón. Por ello es importante dejar de fumar o evitar la exposición al humo de cigarrillo para proteger la salud cardiovascular.
5. Manejo del estrés
Todos experimentamos estrés en nuestro día a día. El problema es cuando el estrés se padece de forma crónica, ya que afecta negativamente al corazón. La meditación, el yoga y la respiración profunda son algunas alternativas para reducir los niveles de estrés. La actividad física regular y los vínculos sociales también ayudan. Sin embargo, si hay dificultad para gestionar el estrés por cuenta propia, lo ideal es buscar apoyo terapéutico para aprender estrategias de manejo emocional y relajación.
6. Horas y calidad del sueño
Dormir poco o mal se relaciona con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas. Un estudio de 2010 sobre la duración del sueño como factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares explica que la falta de sueño genera un aumento en la actividad del sistema nervioso simpático, la frecuencia cardíaca, la constricción de los vasos sanguíneos y la retención de sodio. Todo ello implica una sobre exigencia del sistema cardiovascular que puede derivar en enfermedades de este tipo.
Por esto es importante establecer una rutina de sueño regular y crear un ambiente propicio para el descanso. Entre 7 y 9 horas de sueño por noche es la media recomendada para la mayoría de los adultos.
7. Control de la presión arterial
Tener la presión arterial elevada significa que la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes arteriales es alta, y esto hace que el corazón deba trabajar más para bombear sangre. Esto puede generar problemas cardiovasculares a largo plazo, por eso es importante medir la presión regularmente y adoptar medidas para mantenerla en un rango saludable. La alimentación, el ejercicio y los hábitos saludables ayudan a lograrlo.
8. Revisiones médicas regulares
Las visitas médicas regulares permiten monitorear la salud cardiovascular y detectar problemas a tiempo. Las revisiones médicas incluyen pruebas de presión arterial, niveles de colesterol y otras evaluaciones específicas según el estado de salud del paciente.
Fuentes:
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